Florington Aseervatham. Coordinador de proyectos de Nonviolent Peaceforce: «Queremos que las comunidades de Sudán del Sur rompan la cultura del silencio»

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El pasado 9 de julio se celebró el segundo aniversario de la independencia de Sudán del Sur. Una celebración agridulce para el país más joven del mundo. Su población sigue viviendo sometida a las dinámicas de una guerra civil, pese a la firma en 2005 de un tratado de paz y la independencia establecida en 2011 a través de un referéndum apoyado multitudinariamente por los sursudaneses. Ahora, los conflictos internos y la lucha por los recursos dificultan el desarrollo del país, que afronta una de las etapas más duras de un conflicto armado: el camino hacia la paz.

Organizaciones como Nonviolent Peaceforce trabajan en Sudán del Sur para facilitar una resolución del conflicto protagonizado por la sociedad desarmada. Florington Aseervatham es coordinador de proyectos en el país. Un peacekeeper (mantenedor de paz), que trabaja para capacitar a la población en el desarrollo de sistemas de protección propios, con especial atención en infancia y mujeres.

Aseervatham conoce el conflicto de cerca. De niño vivió la guerra de Sri Lanka. 26 años de guerra civil con el Gobierno y los Tigres de Liberación de la Tierra Tamil (LTTE) como protagonistas. Su vida parecía condenada a adquirir la violencia como herramienta de defensa ante un contexto en el que la guerra parecía la única forma de supervivencia. Encontrarse con Nonviolent Peaceforce le abrió otra perspectiva de la resolución de conflictos. Desde hace cuatro años trabaja para que su experiencia sirva a que niños y niñas tengan una alternativa en el nuevo País del Nilo.

Recientemente, ha visitado Barcelona para informar al Instituto Internacional por la Acción No Violenta (NOVACT) de los proyectos que se desarrollan en la zona con el apoyo del Instituto.

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